No me manchen la pelota, por favor.
Cuántas horas de mi vida le habré dedicado al fútbol, cuántas veces habré jugado con mis amigos, con desconocidos...con enemigos; ni mi madre conoce la respuesta.
Cuántos juegos, cuántas tardes, cuántas noches, cuántos domingos.
Y es que pensar en eso me alegra, tantas satisfacciones, tantas frustraciones que se desaparecen con los goles; aunque no me paguen por jugar yo soy feliz jugando, aunque no salga de mi barrio, aunque no juegue en primera. Soy feliz jugando al fútbol, porque así nací, así crecí y así lo siento. Es ese amor inexplicable, como el que se siente por la familia...simplemente se le ama sin hacer preguntas.
Y es que pensar en eso me alegra, tantas satisfacciones, tantas frustraciones que se desaparecen con los goles; aunque no me paguen por jugar yo soy feliz jugando, aunque no salga de mi barrio, aunque no juegue en primera. Soy feliz jugando al fútbol, porque así nací, así crecí y así lo siento. Es ese amor inexplicable, como el que se siente por la familia...simplemente se le ama sin hacer preguntas.
El fútbol es hermoso. Tomado de: lcd.juanfutbol.com |
Eso es el fútbol, una visión utópica de la vida, donde cada momento se disfruta al máximo, mientras se entrega el alma y el corazón. ¿Cómo no querer al fútbol, cómo no amarlo? (Ver: Negredo y su Señor Golazo)
¿Será malo el amor?
Es amor, no cabe duda. Pero es ese mismo amor por este mágico deporte, el que muchas veces nos hace ser víctimas del gran negocio que tiene atrás. Comprar entradas a los juegos; comprar el último uniforme de nuestro equipo, sin importar lo que cueste; comprar los taquillos más modernos, los de marca, los mismos que usan las grandes figuras, esos mismos con los que vuelan en los anuncios comerciales; comprar los videojuegos, que nos permiten soñar con estar ahí, al lado de ellos, tratando de vivir aunque sea de momento ese gran sueño frustrado, cada año comprando el más nuevo, como si de pronto perdieran su valor; comprar bufandas, comprar banderas, comprar la localidad en el estadio para la temporada completa y por adelantado; comprar souvenirs, comprar esto, comprar lo otro; en fin, comprar, comprar, comprar.
Estadio Azteca. Tomado de: templosdelfutbol.com |
(Ver: Copa Oro 2015, el Gran Fraude)
Corrupción maldita.
Todo estaría bien hasta este punto, que los ingresos generados por el fútbol se reinviertan en el mismo fútbol, para que siga dándole alegrías a quienes lo aman de corazón; que al mismo tiempo permita a quienes dedican su vida a este deporte tener cierto tipo de ganancia o devolución por su entrega y esfuerzo diario. No suena nada mal, un ciclo donde todos ganamos. ¿No?
Lanzan billetes a Blatter. Tomado de: eluniversal.com.co |
A veces somos ciegos.
A veces somos ciegos, porque ese amor tan grande por el fútbol no nos permite ver más allá, tal vez la maquinaria publicitaria con la que trabajan esos "genios" de la corrupción logra manipular y controlar nuestros pensamientos. A veces somos ciegos, ciegos e incapaces de comprender que todo esto, todo ese festín de corrupción, lo pagamos nosotros, con nuestros bolsillos, con nuestro esfuerzo, lo paga nuestro amor por el fútbol...y es difícil aceptarlo. Es difícil prometer que nunca más daremos un cinco por el deporte que nos llena los ojos. Es imposible imaginarlo, y no porque seamos tontos y nos manipulen, sino porque de verdad lo amamos, de verdad lo sentimos en el alma; lloramos, de alegría, de tristeza; gozamos; lo disfrutamos; lo sentimos; lo vivimos.Niño costarricense llora de alegría en Copa Mundial del 2014 Tomado de: 89decibeles.com |
Niños africanos jugando fútbol. Tomado de: wordpress.com |
Hagan lo que quieran con sus vidas, con sus negocios, con su dinero, pero, NO ME MANCHEN LA PELOTA POR FAVOR.
Ella y todo lo que representa para el mundo, vale más que todos sus sucios millones.
A ella siempre la querremos y la defenderemos de pillos como ustedes.
¡QUE NUNCA MUERA EL FÚTBOL REAL!
MCS 2015.
Pensar, escribir, difundir.
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